martes, 17 de julio de 2007

FIN DE SEMANA EN LA PLAYA

Este fin de semana lo he pasado en la playa. Tengo que decir que la playa me encanta. No concibo las vacaciones de verano en un sitio que no sea de costa. Me relaja profundamente y me quedo casi dormida.

Hace años mis padres compraron un piso en la playa, en un sitio que podría estar genial, podría, pero no lo es tanto, y no quiero entrar en detalles del por qué. Debido a esa no-genialidad, casi desde el principio quise que la compra fuera en otro sitio, pero no pude hacer nada.
A pesar de todo esto, es un gran alivio para mí, ya que si no fuera por esta adquisición, no sé las veces que podría estar cerca del mar.

No voy todo lo que me gustaría, y tengo la sensación de que desde que tengo mi propio coche, voy incluso menos. Pero el pasado fin de semana hice mi escapadita.


Hubo un tiempo en el que todo aquello me entristecía profundamente, por una persona que estuvo en mi vida, y una vez que se fue, la playa, el piso, el ambiente...... no hacían más que recordármelo y darle vueltas a la cabeza, más aún.

Esta sensación había desaparecido, ¿no dicen que el tiempo todo lo cura? Pero esta última vez ha sido diferente, de nuevo me he puesto triste, aunque ni por asomo por la misma persona.

No hay ninguna conexión entre el fruto de mis pensamientos y aquel lugar, creo que es más bien porque el sitio me invita a la reflexión, y para mí pensar no es bueno.

No lo es porque veo toda la parte negativa de mi vida, y cuanto más vueltas le doy más me apeno, sobre todo si me dejo llevar pensando en él.

Una y otra vez mis pensamientos me llevan al mismo punto, a no poder olvidarle, a darle vueltas a todo y a añorarle.

¿Cómo se puede añorar algo que no se ha tenido?

Sigo suspirando cuando pienso en ti.

P.D. Ains, que con tantas lamentaciones se me olvidaba un dato. Menudo gustazo es ir a la playa cuando se está totalmente depilada, remangándose una el bikini para que las marcas sean lo más pequeñas posibles, sin peligro de enseñar pelambrera. Parece una tontería, pero el afán por ocultar los flecos hace que no sea tan fácil relajarse.

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