Hace como un año y medio una de las noches que me quedé a dormir en su casa, mi coche amaneció sin embellecedores en las ruedas.
Me lo tomé bastante bien.
Mi intención era poner la denuncia y dar parte al seguro que para eso se paga el plus de robos, pero como soy tan dejaba fueron pasando los días y los meses, se me cumplió el seguro y cambié de compañía, así que no me pareció bien endosárselo a la nueva.
Decidí que no los pondría por evitar que me los volvieran a robar.
En este tiempo mi coche ha sido allí víctima de otras cosas como escupitajos, apoyo de vasos y botellines, le han tirado petardos, colillas... y todo aquello que no haya visto.
Siempre agachando la cabeza porque la gentuza que se mueve por allí no es como para plantarle cara.
Con motivo de los Reyes, mi padre con toda su ilusión me ha puesto los embellecedores sin que yo lo supiera y ha esperado a que me diera cuenta. Justo he cogido el coche para ir a casa de Samuel.
He estado allí una hora y media escasa y cuando hemos bajado para enseñárselos con horror he visto que ya me faltaba uno.
Cuando he empezado a relatar el colmo ha sido escuchar de su boca que por qué no llevaba los tornillos de seguridad.
Le he dicho que mi coche no va a volver por allí y su cara ha sido un poema. Creo que se ha enfadado.
Desde que he vuelto no paro de llorar, pensando en que la buena intención de mi padre ha sido tirada por tierra por gente de mierda que no se merece absolutamente nada.
Lo que me duele no es la pérdida de lo material, no es eso.
Pero como siempre, no se puede hacer nada.
Mañana cuando salga del trabajo me pasaré por la tienda que creo que lo ha comprado a ver si tengo suerte y los veo. Si es así compraré uno y lo pondré. Confío en que no se dé cuenta antes.