Después de tantos años de dormir en soledad la primera vez que me quedé a dormir en casa de Samuel, lo de dormir se quedó en mera forma de hablar y no porque se desbordara la pasión (que también), sino porque allí no había manera de que yo pegara ojo.
Poco a poco he ido durmiendo más, pero todavía no ha habido una noche que me quede allí en la que duerma a pierna suelta.
En contraposición están esos días que no tengo más remedio que irme a mi casa. Esos sí que me quedo dormida en cuanto que me descuido, y no hablo de pegar una cabezadita, sino de dormir profundamente, que luego me cuesta la propia vida el irme.
Pero no doy la batalla por perdida, sigo insistiendo, y aunque sea por pesada, pienso ganarle la batalla al condenado dios.
5 comentarios:
Disfruta del momento y quitate nervios. Seguro que así te relajas y duermes a pierna suelta. Un saludo y gracias por tu visita. 1 abrazo
Al principio de ir a dormir a casa de alguien es dificil dormir, con el tiempo se consigue...
Nervios, excitación, no tener la confianza suficiente...
Date tiempo, ya verás como acabas relajándote y durmiendo a pierna suelta...
Un beso
Pues esperemos que poco a poco el sueño vaya entrando en razón y duermas como se debe hacer, en una cama grande y con alguien a tu lado.
Un saludo.
Es lo que pasa cuando le dices a alguien ¿te quieres acostar conmigo?... que no duermes bien. Lo que tienes que decir es ¿te vienes a dormir conmigo? y verás cómo todo cambia, ja ja ja.
A mi me ocurre al revés, cuando no estoy con mi chica (tras 30 años con ella), sí que duermo pero menos profundamente
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