sábado, 12 de julio de 2008

¿QUÉ QUIERES AHORA?

No me lo podía creer.
Antes lo comento aquí, antes aparece.
Precisamente el día anterior estuve pensando en si aún tendría mi número. No sé ni por qué me acordé de él.
Maldito personajillo.
De repente me llama por teléfono como si tal cosa, que cómo estoy, que como me va, que había estado muy perdido porque tiene mucho lío.
Y de repente... me llama por otro nombre.
Supuestamente no quería llamarme a mí. Se había equivocado.
¿Me lo tengo que creer?
No, no cuela, nos conocemos ya y sé perfectamente que no se equivicó. Esas cosas no le pasan a él. Puede que en cuanto descolgué se arrepintiera, pero de equivocarse nada.
La llamada se quedó en puro trámite.
Eso sí, tuvo que poner la guinda preguntándome por Samuel (sí, se conocen también de sobras).
Esto hace que me alegre aún más de tener a Samuel a mi lado, porque la llamada ha quedado en pura anécdota.
Si yo siguiera en el punto del año pasado, habría podido destrozarme.
Cada día que pasa encuentro un motivo nuevo para amar a mi hombre.

7 comentarios:

cleira dijo...

Me alegro un montón que hoy te lo puedas tomar así y que esté Samuel para no hacerte sentirte tan mal. Siempre hay alguien por ahí que intenta quitarnos la tranquilidad. Menos mal qué no siempre lo consiguen.

Anónimo dijo...

De todo lo que he leído, me quedo con una frase, la última, la más importante... lo demás, anécdota, bah, nada importante... pero esta frase, ¡¡esta!! Es lo más:

"Cada día que pasa encuentro un motivo nuevo para amar a mi hombre."

Me encanta.

"Mi hombre".

Jo, cómo me gusta leerte así. Será que me veo reflejada??? ;)

Besitos

La chica de ayer dijo...

Yo en tu lugar le habría dicho algo "bonito" y le habría colgado, será gili!

teatrera dijo...

No, chica de ayer, entrar en descalificaciones es darle la importancia qué el busca.
Contra él lo mejor es la indiferencia.
Por eso tuvo que recurrir a preguntarme por Samuel y así de paso conseguir que hablemos de él.

Por lo demás me alegro de poder contaros la anécdota y cómo me produce un efecto contrario, es decir, satisfacción por el momento en que me encuentro.
Me ayuda a recordar mi evolución.

Gracias chicas por estar aquí.

Anónimo dijo...

Pues creo que deberías dar carpetazo... y si de verdad se equivocço de número?... deberías cambiar de telf.

potsis dijo...

Y ahora, tras una interrupción sin importancia, a disfrutar de lo bueno, a ser feliz.

Un besito.

teatrera dijo...

Cambiar de teléfono me parece un poco excesivo después de casi un año sin que me llamara.
Que me llame cuando quiera, si lo único que ha hecho ha sido ponerse en evidencia.
Además siempre tengo la opción de no contestar.
Si no lo conociera podría creer que se equivocó.