sábado, 4 de diciembre de 2010

CONGELADA

No sirvo para no hacer nada.
En el trabajo muchos marrones me caen porque tengo sangre en vez de horchata en las venas.
Y ahora que lo pienso en mi vida personal también, todavía recuerdo aquellas 2 amigas que dijeron a boca llena que organizaban una despedida de soltera y cómo acabé haciéndolo todo yo.
Y... dejemos aquí los ejemplos.
A lo que iba es que estoy en una situación cuyo desenlace no llega y en la que no puedo hacer nada más que esperar, pero ¿cuánto?
La impotencia me invade.
y la gente no para de darme la brasa con si he llamado, si he ido, si no puedo presionar...
Hasta qué punto es esto mejor que meter la pata?

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